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C
ultura
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“Somos un producto literario de
nosotros mismos”
“ELABSURDOFINDELAREALIDAD”, LANOVELADELPROFESORPEDROPUJANTE, GANADORA
DEL I PREMIO 451 DE NOVELA DE CIENCIA FICCIÓN, NOS RELATA LA PREPARACIÓN DE
UN DISCURSO DE BIENVENIDA A LOS EXTRATERRESTRES COLMADO DE REFERENCIAS Y
REFLEXIONES LITERARIAS, MUY CERCANO AL INQUIETANTE Y PERSONAL NARRADOR QUE
ES FRANZ KAFKA EN “EL CASTILLO”, DENTRO DE UN PLANO DE AMBIGÜEDADES MUY
SIGNIFICATIVASQUENOS REVELANNUESTRA REALIDADFRACTURADA YDESEQUILIBRADA
El protago-
nista de su
novela se
siente ex-
traño, como el
agrimensor que no alcanza a
entrar en el castillo.
He creado un personaje raro para crear la
confusión de la novela. Los escritores nos
sentimos extranjeros, en un territorio de
frontera entre realidad y fantasía, partici-
pando de ambos mundos. Me une a Kafka
esa sensación de no llegar, de postergación
infinita que genera sorpresa y admiración.
Evoca en su libro que “recordamos re-
cuerdos”. ¿Es la memoria nuestro único
tesoro?
Si nos borran los recuerdos, ¿quienes so-
mos? Los recuerdos van creando nuestra
propia biografía. Somos un producto litera-
rio de nosotros mismos, seres narrados, de
vida narrativa. Cuando hablamos creamos
textos orales, contamos historias que luego
son escritas o representadas en cine y tea-
tro que hablan de nuestra memoria.
Su personaje y el de Kafka se dispersan
en su cometido.
Kafka inventa la “literatura de larga espera”,
esa sensación de búsqueda, la figura del
héroe que nunca llega a realizarse, el perso-
naje que deja de ser él mismo, lo que evoca
el eterno problema de la identidad personal
sobre el que tanto me gusta indagar.
Kafka afirmaba que“el silencio es el esta-
do natural del escritor”.
Kafka vivía atormentado por su entorno, es-
cribía por la noche, en silencio. Hoy vivimos
en una sociedad ruidosa y los escritores
necesitamos el silencio para poder conec-
tar con nosotros mismos.
Encontramos mucha metaliteratura en el
pensamiento de su protagonista que lle-
ga a decir:“Imagino mi existir como una
combinación de lecturas”.
Me apetecía escribir de literatura, de un
personaje obsesionado por ella, siempre
pensando en libros. No me gusta imitar la
realidad. Soy más literario de pensamiento,
imito más la literatura que la realidad.
¿Por qué utiliza la fórmula del diario ín-
timo, al igual que Kafka en“El Castillo?
Me da más soltura si consigo meterme en el
personaje, coger su tono y ser esa persona
mientras escribo. Tengo que sentir el per-
sonaje, jugar a ser otro, como en nuestros
juegos de niños.
¿Qué nos proporciona el género novela
de ciencia ficción?
Permite recrear tus deseos, poder proponer
lo que todavía no se ha conseguido, es una
fantasía con base científica, como la magia,
que elimina la frontera entre la realidad y la
ficción.
¿Al igual de Kafka, nos plantea una his-
toria irreal para hablarnos de la realidad?
No existe nada que no sea ficción porque
las cosas son como
las contamos no
como objetivamente
ocurrieron. Cada uno
es quien crea sus pro-
pias ficciones. El es-
critor sólo conoce el
mundo en el que está.
Kafka era un profeta,
hablaba de cosas que
con el tiempo han ido
apareciendo. Podría
ser considerado un
escritor fantástico en
su momento pero hoy
es muy real.
¿Es la literatura una
forma de interrogar
e interrogarnos?
Sí, al igual que la fi-
losofía, un libro con
respuestas no es li-
teratura. La literatura
tiene ese sentido de
Entrevista a Pedro Pujante
MÁGICAS PALABRAS
Por Consuelo Mengual
búsqueda tanto para el lector como para el
escritor.
¿Qué temas literarios le interesan?
La soledad es uno de los temas sobre los
que más he escrito. Mis personajes son se-
res solitarios, atormentados, con un mundo
interior muy rico, con experiencias al límite.
También trata de la complejidad humana,
de la imposibilidad de conocer el mundo.
Es cierto, hablo del mundo que tenemos a
nuestro alcance, de la memoria, de las re-
laciones virtuales, de la frustración, de la
resignación, de la extrañeza de nosotros
mismos.
¿Participa de este modo el escritor en
una especie de locura?
El asombro que se siente ante el libro ya es-
crito, como algo ajeno que recoge una parte
oscura y desconocida para el propio autor,
es algo parecido a una locura controlada,
pero socialmente aceptada.